viernes, 1 de junio de 2007

El decálogo de Poroto - Como evitar Relaciones Tóxicas

Hoy leí en Pagina 12 algo de "Don Tato" que me pegó fuerte, así que sin mas discursos, "copio y pego"


"La huida es un acto terapéutico"

(Joder!!!, jamás se me habría ocurrido!!!)




El decálogo de Poroto

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Por Eduardo Pavlovsky



En mi obra de teatro Poroto, el protagonista es estratega de una micropolítica que le permite expresarse para vivir. Se da cuenta de que tiene que seleccionar en su vida las relaciones: las dosis de las relaciones, el tiempo que invierte para que le resulte operativo vivir como él desea, que le permite vivir con potencia. Las “huidas” le permiten diseñar un sentido para su vida. Son fundamentos existenciales.

Tenía una filosofía de vida y desarrollaba una serie de ideas ininteligibles para quienes lo rodeaban, que lo percibían como un extraño, como un ser huidizo e inapresable. Algunos lo tildaban de esquizofrénico; otros, de fóbico grave. Solamente un médico clínico cercano a él comenzó a percibir que sus conductas bizarras tenían un nivel de inteligibilidad, y decidió seguirlo para investigar su rara filosofía de vida, que así convertía a Poroto en objeto de investigación científica.

A él Poroto le confió ciertas frases que eran parte de su pensamiento –decálogo, decía él– y que el doctor Guillermo Ballesteros, así se llamaba el médico, guardaba como una reliquia.

Decálogo de Poroto

El decálogo de Poroto está integrado por las siguientes 14 fórmulas:

- No tengo desesperanza; sólo invención cotidiana.

- Cada mañana hay que inventar el día.

- No me mato porque sé que tengo la asombrosa libertad de hacerlo en cualquier momento (frase que adjudicaba al filósofo rumano Ciorán y que él tomaba como suya).

- La vida es una enorme partida y hay que estar entrenado todos los días.

- Hay que aprender a no aguantar a nadie, ni aun a los propios padres.

- Hay que asombrarse de uno mismo.

- No hay que aprender a comunicarse, sino aprender a huir a tiempo.

- La vida es maravillosa sólo si uno aprende a seleccionar momentos.

- La vida en sí no es interesante; sólo la podemos hacer atractiva si la diseñamos todos los días.

- Mucha gente nos enferma y nos intoxica. Es una ciencia descubrir la toxicidad en la gente.

- Hay que tener cuidado de no dejarse atrapar por ninguna cara ni por ninguna teoría; la métrica es una ciencia fundamental.

- Hay que seleccionar bien las cosas que hay que hacer para sobrevivir.

- La huida no es una enfermedad: es una verdadera ciencia que deberían enseñarnos desde niños para huir rápidamente de la idiotez.

- Aprender a crear burbujas de incomunicación. Diseñar estas burbujas para llevarlas siempre consigo a mano (concepto deleuziano, que él se atribuía).

7 comentarios:

Chiru dijo...

lo imprimo y lo pego en la pared

Hay que aprender a no aguantar a nadie, ni aun a los propios padres

éste me mató

Omarcito dijo...

Tené cuidado a ver si los chicos lo leen.... y te hacen caso!!

DudaDesnuda dijo...

Hago lo mismo que Chiru y si Flopo hace caso, mejor. Buajjjjjjjjjjjaja

Besos y copias.

Omarcito dijo...

Me rindo.... lo voy a colgar yo tambien!

Anónimo dijo...

Es buena la nota para refelxionar. Pero no para incorporar a la vida cotidiana... es muy desgastante. Está bueno huir cuando lo tóxico esta fuera de casa. La cosa se pone difícil cuando lo tóxico lo tenemos en casa y seguimos allí, huyendo e inventando con el pensamiento. Doy fe que el efecto danino continúa. Huir se transforma en tapar y no en solucionar. Hace mucho no leo Pagina 12, ¿En qué sección salió esta nota?

Omarcito dijo...

Anómimo:

De acuerdo. Poroto es un ser ficticio, algo asi como un héroe de la psicología, un cómic
intelectual.

Estoy de acuerdo. Es bueno huir cuando lo toxico esta fuera. Pero cuando esta dentro... huir no cierra.

Y, cuando esta en casa, según mi experiencia, por lo general, la toxicidad está muy adentro nuestro.

Te paso el link

http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-85756-2007-05-31.html

Gracias por tu comentario.. me pareció muy atinado.

Paula dijo...

Qué groso Cioran.
Hace mucho que no leía a nadie que lo tuviera en cuenta.